1.3.2012/ Hoy, como otro día de muchos te he echado de menos pero espero que esta sea la última vez. Ya te lo he dicho, que te extraño y no pienso seguir detrás de ti un día más por lo que aquí cierro este capítulo de mi vida. No quiero desactivarlo porque obviamente recordaré, no tengo amnesia y querré una muestra de que fue cierto y aquí relato toda nuestra historia y, la verdad, no quiero perderla.

Entradas;

domingo, 5 de febrero de 2012

Dile a tu cama que duerma por los dos, esta noche visitamos las estrellas.

¿ Sabes qué me apetece ? Me apetece besar; un beso de esos lentos en los que los dos estáis muy pegados, en los que no hay nada al rededor, solo vosotros dos y vuestros labios, transmitiendo todo lo que sentís el uno por el otro. O quizás un beso apasionado de esos en los que no se está suficientemente cerca el uno del otro, donde las manos no paran quietas memorizando cada espacio de su cuerpo. También uno de esos besos frescos, que se dan porque sí, porque te apetece y vas y le besas, sin importar lo que estés haciendo ni donde estés, y que acaban con una sonrisa que refleja todo lo que sientes por él. O ese pequeño beso que se le da en la mejilla, en el hombro, en cualquier parte de él que esté cerca de tus labios, ese pequeño beso cargado de ternura y confianza.
Me apetece que me besen, que me roben un beso y que cuando vayas a gritarle se vaya sonriendo. Me apetece que enreden sus dedos en mi pelo, que bajen sus manos por mi espalda, que me da igual las manos que sean, que no me voy a parar dos veces a examinarlas, que van a ser unas y después otras.





No hay comentarios:

Publicar un comentario